martes, 19 de mayo de 2015

EL ATERRADOR CRIMEN “HELLO KITTY”

Advertencia: EL CONTENIDO Y LENGUAJE DE ESTA ENTRADA PUEDE NO SER APROPIADO PARA TODAS LAS EDADES SE RECOMIENDA DISCRECIÓN AL LECTOR, TODO ESTA BASADO EN UN HECHO CRUDO Y REAL.
Se conoce como “crimen de Hello Kitty” al caso más horrible de tortura y asesinato que haya conocido Hong Kong en muchos años. Ocurrió en marzo de 1999, Fan-Man-yee, una prostituta de 23 años es secuestrada por tres miembros de la mafia china. Man-yee es llevada a un apartamento del distrito de Kowloon en Hong Kong, y torturada durante un mes hasta morir, una vez muerta la descuartizaron y metieron su cabeza en un peluche de Hello Kitty, de ahí el nombre del caso.
A Man-yee la abandonaron de pequeña y tuvo que criarse en un orfanato. De adolescente tuvo que sobrevivir de la prostitución y otros delitos, también se inició muy joven en el mundo de las drogas. Sus clientes eran principalmente miembros de la Tríada.
Man-yee se casó en 1996 y tuvo un hijo con uno de sus clientes, pero los escandalosos episodios de violencia que vivían los terminó por separar y ella tuvo que volver a su anterior vida. En 1997, Man-yee trabajaba en un prostíbulo del área de Kowloon. Uno de sus clientes era Chan Man-lok, un famoso y despiadado traficante, miembro de la Tríada. Ambos  trabaron una amistad, amistad que se vio truncada cuando Man-yee intentó robarle la cartera que contenía unos 3000€. El cruel traficante Man-lok le hizo devolver dicha cantidad, además de unos 20.000€ adicionales, a modo de indemnización.La Tríada es una organización criminal china que tiene una de sus bases en Hong Kong. Se dedican al tráfico ilegal de personas, la falsificación de tarjetas de crédito, los talleres textiles clandestinos, la falsificación, venta y distribución de todo tipo de productos, la prostitución, las clínicas ilegales, muertes por encargo, etc.
Como no disponía de ese dinero, Man-lok, de 34 años, y sus dos compañeros de Tríada, Leung Shing-cho, de 27, y Leung Wai-lun, de 21, secuestraron a Man-yee. Man-lok tenía un lujoso apartamento de siete habitaciones sobre Gransville Road, el paseo de compras más famoso de Kowloon. El plan era tener a Man-yee allí encerrada, y explotarla hasta que hubiese producido el dinero que Man-lok consideraba que le debía.
Si no funcionaba la televisión ataban a Man-yee con cables eléctricos, la colgaban de un gancho en el techo y la golpeaban con barrotes de hierro. No se tomaban la molestia ni de descolgarla y se quedaba allí toda la noche.Pero las cosas se torcieron por culpa de las drogas. Los secuestradores eran adictos al clorhidrato de metanfetamina, conocida como ‘hielo’. Bajo los efectos de la poderosa droga, no pudieron resistir la tentación de torturar a la indefensa mujer. Le pegaban por diversión, cuando no tenían nada que hacer, y pronto sus alteradas conciencias empezaron a tramar suplicios inimaginables y retorcidos.
De vez en cuando Ah Fong, una niña de 14 años, novia de Man-lok, los visitaba y se sumaba a la diversión. Obligaban a Man-yee a simular estar feliz y dar risotadas, mientras la golpeaban brutalmente. Si ella no lo hacía, la golpeaban con más violencia o la quemaban. Era como un juego para ellos. Los tres hombres encontraron en la propia cocina del apartamento todo lo necesario para sus torturas.
Le quemaban los pies con plástico derretido y cuando se hacía ampolla y supuraba le echaban aceite de guindilla para que le escociera. Le orinaban en la boca, y la obligaban a tragar la orina, castigándola a golpes cuando no conseguía hacerlo. Para llevar al extremo esta perversión, la niña Ah Fong defecó dentro de una caja de zapatos, y obligaron a Man-yee a comerse los excrementos. Ah Fong explicó en el juicio que no tenía nada contra Man-yee, y que incluso le caía bien, pero que quería saber cómo era torturar a alguien.
Man-yee ya estaba muy enferma al final de sus días, alternaba instantes de consciencia con fases de inconsciencia, mientras permanecía tirada en el suelo o colgando del techo. Una mañana, Ah Fong se despertó, fue al baño y la encontró muerta en el suelo del mismo, donde llevaba dos días tirada.
Los tres mafiosos discutieron sobre qué hacer con el cadáver, pero al no ponerse de acuerdo optaron por irse a unos recreativos. A la mañana siguiente tomaron la decisión bajo los efectos del ‘hielo’. La descuartizaron en la bañera y envolvieron los trozos en plástico para ponerlos en el frigorífico. Man-lok le dio a Ah Fong una bolsa que contenía los intestinos de Man-yee y le ordenó que la llenara con agua caliente hasta que no despidiera hedor.
Shing-cho había puesto una gran olla para hervir la cabeza y reducirla a la calavera. Hicieron una parada para comer algo. La cabeza se hervía en uno de los fogones, mientras los fideos se cocinaban en otro, incluso usaron la misma cuchara para remover ambas ollas. Introdujeron la cabeza dentro de una muñeca Hello Kitty de grandes dimensiones. Tiraron la mayor parte del cuerpo a la basura, y les dieron las extremidades a unos perros callejeros.
Allí contó que el fantasma de la mujer a la que había ayudado a torturar y asesinar la perseguía, y los guió hasta el apartamento donde había ocurrido la macabra aventura. La policía solo identifico un diente y, por supuesto, la calavera de Man-yee dentro del peluche de Hello Kitty.Seguramente nunca se hubiera descubierto el brutal crimen, pero al parecer Man-yee se estaba vengando después de muerta. La venganza se representaba en horripilantes visiones y sueños que atormentaban a la joven Ah Fong, la recordaba constantemente atada del techo y envuelta en alambres. Curioso que se espantara más de memorar aquello que de haberlo vivido. Sea como fuere a la joven novia del mafioso los remordimientos le pudieron y acudió a la policía.
Los tres hombres fueron condenados por homicidio ya que los restos recuperados no permitieron determinar con exactitud las causas de la muerte. La niña Ah Fong no fue imputada, gracias a su colaboración durante el juicio.

lunes, 18 de mayo de 2015

Creepypasta: El contrato del espejo (ritual)


Si firmas este contrato, podrás hacer realidad todo lo que desees. (Siempre y cuando no contradiga las clausulas del contrato)
Firmar el contrato supone un ligero esfuerzo, no basta con estampar tu firma en un papel. Este contrato es algo distinto.
Los pasos para poder cerrar el trato y hacer realidad todos tus deseos son los siguientes:
Para empezar, espera a que anochezca. Una vez que esté todo completamente a oscuras en tu casa, ponte delante lo un espejo. No debe haber ninguna luz encendida. Una vez de cara al espejo, cierra los ojos. Quédate en silencio. Espera con los ojos cerrados durante 10 segundos. Si han pasado menos de 5 segundos y abres los ojos, te podrás echar atrás. Pero si han pasado más de 5 segundos y se te ocurre abrir los ojos, te quedarás ciego.
Durante la cuenta oirás unos pasos que se acercan hacia ti, pero no te asustes, mientras mantengas los ojos cerrados no te pasará nada.
Una vez pasen los 10 segundos la luz se encenderá, y cuando a través de tus párpados pases de percibir negro a ver un ligero tono rojo a través de tus párpados, abre los ojos.
Verás un ser en el espejo. Será aterrador para ti, pero él está dispuesto a escucharte.
Controla tu miedo, si sales corriendo él te perseguirá.
Cuando estéis cara a cara, el ser sacará su mano por el espejo. Estréchala y el trato se cerrará.
A partir de entonces, todo deseo que pidas en voz alta se cumplirá.
Pero debes saber que a partir de entonces, el ser del espejo te seguirá a todas partes hasta el día de tu muerte.
Vayas a donde vayas él te seguirá, siempre pegado a ti, perturbándote. No volverás a dormir, él estará a tu lado, no te dejará. No podrás volver a mirarte delante de un espejo, porque le seguirás viendo a él.
Por cada deseo que pidas tu vida se acortará tu vista y tu percepción se irán trastornando y deformándose. El mundo cambiará, la gente que conoces cambiará para ti. Oirás ruidos perturbadores, todo lo que antes te gustaba se volverá monstruoso muy poco a poco. No volverás a ver las cosas de la misma manera.
Pero siempre puedes solucionar esto.
Si quieres acabar con el contrato espera a que anochezca y ponte delante del espejo. Cierra los ojos y si los abres antes de haber pasado 5 segundos, ya no volverás a ver, y todo lo que te perturbaba, desaparecerá.
Ahora que lo has leído deberás aceptar el trato obligatoriamente. Si en 48 horas no has firmado el contrato, no vuelvas a darle la espalda a un espejo, por tu bien.
¿Te atreves a firmar el contrato?

Creepypasta: Cinco Minutos.

-¡Sean todos bienvenidos a nuestro espectáculo! – Son las palabras del anunciador de la función al cual la gente no puede ver, el publico aplaude sin saber por que, pero cuando alguien se para en el escenario a saludar uno debe responder de alguna forma, así que todos aplauden… – Están a puno de presenciar el espectáculo más impresionante de todos los tiempos, sus ojos jamás han visto ni verán nada mas extraordinario de lo que presentaremos a continuación. – Vaya amenaza.
El telón esta cerrado y el publico no sabe que esperar a continuación, saben que algo extraño puede suceder, ya que fueron invitados a esta función de forma anónima, el teatro parece cerrado desde afuera, como si los organizadores no quisieran que el resto del mundo se enterara, ¿pero quien quiere hacer un espectáculo sin que el mundo se entere?, ¿o que tiene esta gente en especial para poder observar este espectáculo que prometieron tan fabuloso?
El telón se abre pero no se ve absolutamente nada dentro, de hecho nadie puede distinguir casi nada en ningún lado, con trabajos alcanzan a verse unos a otros, solo esa gran cortina roja se distinguía, pero ahora ya no esta. El publico esta nervioso, algunos piensan en la forma mas discreta de salir, pero es tal la oscuridad y el silencio del lugar que tratar de salir seria todo un escándalo, y además, ¿que tal si toda esta gente es realmente importante y yo solo recibí la invitación por error o por sorteo? se preguntan sin saber que nadie pago su estadía aquí, todos recibieron solo un boleto y de forma anónima.
El vacío y el silencio parecen eternos, hay quien esta realmente asustado, algunos tosen con la esperanza de que algo se escuche como respuesta, pero todos tienen miedo de hacer movimientos o sonidos drásticos. Un hombre en la segunda fila siente que no puede mas, es un hombre gordo y calvo, trae puesto un suéter de esos que tejen las abuelas para navidad, y usa unos gruesas lentes que le hacen ver unos diminutos ojos que no paran de moverse de manera nerviosa, comienza a sudar y su corazón late como nunca antes lo había sentido, parece que este quisiera salir de su cuerpo y echar a correr; la angustia y la incertidumbre están a punto de hacerlo enloquecer, cuando de pronto algo comienza a distinguirse en el escenario, es como si un ciego recuperara la vista, se ven apenas unos bosquejos de luz, que comienzan a tomar forma, para el asombro del publico, cuando logran distinguir lo que aparece es un reloj digital enorme que esta corriendo. El reloj marca: 00:00:57, el publico se da cuenta que solo llevan ahí 57 segundos, el reloj cambia 58, 59… y por fin al minuto.
La gente esta apenada, no pueden creer que se estaban volviendo locos y solo pasaron un minuto en completa oscuridad. El reloj se apaga y comienzan a encenderse luces un el escenario, pero no hay nada ahí, solo luces blancas que apuntan directamente al publico, y ahora la gente se tapa los ojos por tanta luz, son tantas las luces que no saben de donde vienen, y cuando mas preocupados están en su vista el silencio se rompe con un sonido similar a un silbido, casi inaudible pero todos lo perciben, es un sonido que pereciera rodearlos, es como si girara al rededor de ellos, hay quienes piensan: “Que buen sistema de audio”, pero el asombro les dura poco ya que el silbido comienza a aumentar su volumen, el publico piensa que es suficiente, que ya es hora de que el maldito espectáculo comience y se dejen de juegos, pero el sonido no para, y se hace cada vez mas intenso, todos cubren sus oídos pero no funciona; la gente comienza a gritar, piden que se detenga, pero se dan cuenta de que no pueden oírse así mismos ni a los demás, el silbido lo abarca todo.
Un joven de las ultimas filas de la sala trata de buscar donde están las bocinas, la demás gente no esta muy segura de lo que trata de hacer, y es que de que le servirá la bocina si no puede alcanzarla; pero su esfuerzo es en vano, no logra encontrar nada, así que sale de su asiento para buscar la puerta, pero en la parte de atrás también hay luces apuntándolo, y no puede ver nada a su alrededor, lo único un poco visible es el techo donde buscaba las bocinas; el joven cae al suelo desconsolado en llanto, la gente esta en pánico comienza a correr y a tratar de buscar una salida, pero no hay forma de salir, esta completamente cerrado el lugar, así que deciden escapar por el escenario, el primero en intentarlo es una mujer de mediana edad, corre con todas sus fuerzas hacia el escenario pero de pronto se detiene y cae inconsciente al piso, los demás no pueden creer lo que ven, la mujer cayo muerta con la cara destrozada y su sangre parece flotar en el aire. Algunos de los presentes caen desmayados de la impresión, los demás están en shock, hasta que un hombre de la ultima fila se acerca a querer tocar la sangre que flota en el aire, para descubrir que hay una enorme pared de cristal frente a ellos, la cual los separa del escenario, es tan inmensa y clara que no lo habían notado antes.
Las luces que dan vueltas por el lugar y el silbido no se han detenido, así que nadie puede comunicarse, es como si fuera un salón de ciegos, sordos y mudos. La desesperación es alucinante, la gente comienza a golpear lo que tiene en frente, sea pared, butaca u otra persona, y cuando los golpes no son suficientes comienzan las mordidas, los jalones de cabello; las mujeres se quitan los tacones y los encajan donde pueden, en cabezas, espaldas, atraviesan ojos y todo lo que se les atraviesa; los hombres se quitan los cinturones, las llaves t zapatos para lanzarlos a todo lo que se mueve. De pronto se dan cuenta de que ya no solo predominan el color blanco de la luz y el negro del techo y el suelo, ahora pueden verse destellos rojos por todas partes, y poco a poco se dan cuenta de que ya no oyen el silbido, aunque sigue ahí.
Después de unos segundos y cuando la carnicería esta un su máximo apogeo la intensidad de las luces y el silbido que los rodeaba se van desvaneciendo, así que otra vez en completa oscuridad solo pueden oír sus propios gritos y los lamentos de los que yacen heridos en el suelo. Y en el momento menos pensado las luces naturales del teatro se encienden y todos logran ver el teatro cubierto completamente de sangre, los cuerpos mutilados por ellos mismos, la sangre que escurre de sus bocas, ya sea por golpes o por haber mordido a alguien, el horror que presencian es increíble y solo pueden recordar las palabras del anunciador: “sus ojos jamás han visto ni verán nada mas extraordinario de lo que presentaremos a continuación”, era verdad, el reloj en el escenario reaparece y marca: 00:04:57… después 58, 59, y finalmente 00:05:00
Del otro lado del cristal una multitud de hombres y mujeres finamente vestidos se levanta de sus asientos y aplauden con una gran ovación por el espectáculo que les prometieron, y por el cual pagaron tan alta suma de dinero, el telón se cierra para ambos lados y los adinerados espectadores comienzan a salir tranquilamente por su lado del teatro en el cual hay alfombra roja en el piso, reflectores a los lados y una gran marquesina que con letras luminosas anuncia el espectáculo que presenciaron hoy: “Cinco minutos”

domingo, 17 de mayo de 2015

Creepypasta: El Entierro.


Tom se levantó en medio de la noche. Había ruidos provenientes de la planta de abajo. Ruidos que pronto reconoció; Alguien estaba  tratando de forzar la entrada. “No otra vez por favor” Pensó asustado. Se quitó las sabanas, estaban bañadas en sudor. La vejiga le dolía, necesitaba urgentemente vaciarla, pero había cosas más importantes por hacer.
Bajo las escaleras con cuidado de no caer y de no hacer ruido. No se podía dar el lujo de encender la luz. En sus temblorosas manos sostenía su Beretta “Sin duda alguna esta es la mejor escopeta que tengo en mi local, es bella y peligrosa” había dicho el hombre detrás del mostrador. No lo dudo ni un segundo y pago los setecientos dólares. — No me volverán a robar —Susurro Tom entre dientes.
““—Mas te vale que no intentes nada estúpido —Le había dicho el ladrón-. Podría volarte los sesos con solo presionar un simple gatillo-. Dicho esto la casa quedo vacía. Se había rendido desde el momento en que sintió el frio metal en su sien””
Escondido y apuntando detrás del sofá, miraba hacía la puerta. La luna le regalaba a través de las ventanas un tenue rayito de luz, con el cual podía apreciar cómo se movía violentamente la perilla.
—    Atrévete a entrar hijo de puta —Decía en voz baja. El simple recuerdo del último robo lo hizo llenarse de odió. Recordaba lo humillado e impotente que se sintió al ver como se llevaban las joyas de su difunta esposa frente a sus narices.
Los ruidos se detuvieron, la puerta no se abrió. Por un momento sintió un gran alivio, los nervios desaparecieron por algunos segundos. Pero los nervios y el temblor en sus manos se reanudaron cuando los ruidos comenzaron a sonar en la puerta de la cocina. Se aferró de su arma y se encamino la hacía puerta trasera.
Las ventanas estaban cubiertas de gruesas cortinas. Esta vez la luna no le podía regalar su hermosa luz. En una esquina se mantuvo apuntando. Allí, en la absoluta oscuridad. La puerta seguía siendo forzada, estaban aferrados a entrar. La vejiga comenzó a arderle, la garganta se le estaba secando; podía sentir al tragar como sus últimas reservas de saliva le raspaban lo que era ahora un desierto en su boca. La espera se le hizo eterna.
Hubo un pequeño chasquido, algo cayó. La puerta estaba rechinando mientras se abría, y la luna dejaba entrar un poquito de su luz.
—    Ya te tengo —Susurro Tom.
La puerta se cerró y la luna se apagó.  Ahora solo podía ver su silueta en la oscuridad. Camino tres pasos, se escuchó un ensordecedor disparo y la luna regreso a través de un gran hueco en la puerta. El impacto del arma lo hizo retroceder, pudo sentir el calor, pudo oler la pólvora, y pudo apreciar el poder de sus bien gastados setecientos dólares. “Enserio lo hice” Pensó boquiabierto. Se mantuvo un momento quieto, sintiendo la adrenalina fluir por su cuerpo, nunca en su vida había disparado un arma. Nunca en su vida había matado a un hombre. Las manos le temblaban mientras buscaba a tientas el interruptor de la luz. Cuando la cocina quedo completamente iluminada por la bombilla. Pudo admirar el resultado de su caótica acción; Las paredes estaban rojas, el suelo estaba cubierto de extrañas carnosidades, en el suelo yacía tendido boca abajo el cuerpo de un hombre. La bala había impactado en su cabeza, atravesándola y dejando un gran hueco en él, y en la puerta. El miedo poco a poco comenzó a inundarlo, sentía el miedo recorrer su cuerpo, desde los pies hasta la cabeza subiendo y subiendo.
—    Tienes que calmarte Tom… tienes que calmarte. —Decía consolándose en voz alta— Este hombre quería hacerte daño y tú solo te has defendido.
Cogió de la mesa un paquete de cigarrillos. Encendió uno, le dio una calada, y deslizo la espalda por la pared hasta quedar sentado. Dejo el arma a un lado y siguió fumando mientras pensaba. “El maldito se lo merecía. Enterrare a este bastardo, nadie se enterara y para mañana todo habrá sido como una fea pesadillas” Apago la colilla con la punta de sus zapatos y fue en busca de unas mantas. Cubrió el cadáver intentando no vomitar. Casi lo hace cuando vio el gran hueco, por el cual se podía observar el cerebro hecho un revoltijo. Lo retuvo un momento en su garganta, y lo trago sintiendo el amargo sabor. Arrastro el cadáver hasta su auto, y lo introdujo en el maletero. La espalda lo estaba matando, el doctor le repetía constantemente que no debía cargar nada pesado. “— Tu espalda ya no es la de hace veinte años Tom, será mejor que te cuides si no quieres terminar en ruedas. A tus sesenta y ocho años, es una bendición que te sigas moviendo con la destreza que lo haces.”
En la profundidad del bosque, Tom daba palada tras palada. Trabajaba sin descanso. Mientras más grande se hacia el hoyo en la tierra, más le gritaba su espalda que se detuviera. Cada vez que enterraba la pala y mandaba a lanzar la tierra por encima del hombro, la espalda le crujía y le ardía. Intento mantener la cabeza fuera de cualquier pensamiento, intentando no pensar en el dolor, en la culpa, en el miedo. Se mantuvo relajado escuchando el sonido del viento agitando los árboles, escuchando a los insectos, y cuando agudizaba más el oído, podía escuchar el sonido del agua corriendo por el rio. Se mantuvo en trance por varias horas.
La pala golpeo una piedra, causando que sus adoloridas manos temblaran y sintió que despertó de un profundo sueño. Al levantar la vista se dio cuenta de que el hoyo que estaba cavando, ya estaba lo suficientemente alto. “Demasiado alto” Pensó algo sorprendido. Se paró de puntillas para dejar la pala en la superficie. Ahora saldría del pozo, lanzaría el cuerpo, lo enterraría y se iría a casa. Se arremango las mangas y salto para aferrarse del borde, se mantuvo un momento sostenido en el aire, pero se soltó cuando sintió un terrible dolor en la espalda. Apretó los puños y dejo escapar un poco de aire. “Pero tremendo pozo he cavado” Pensó mientras el dolor desaparecía. Lo volvió a intentar. Salto y se aferró del borde apretando la tierra con fuerza, con sus brazos se impulsaba hacía arriba. Su cabeza asomaba por la superficie, podía ver su auto estacionado, el inmenso paisaje de árboles que se extendía a lo lejos, y al cadáver, el cadáver que yacía tirado a pocos metros. Por pocos segundos pudo ver como la sangre se filtraba entre las sabanas. Tendría que tirarlas, esas manchas no se quitarían con nada. El dolor en la espalda regreso, sentía como su espina dorsal era taladrada. “Ya casi…ya casi” Imprimió más fuerza, apretó los dientes resistiendo. El dolor era agudo, era insoportable. Por momentos pensó en soltarse y volverlo a intentar cuando su espalda se sintiera mejor. Pero no había tiempo, y estaba tan cerca de salir. “¿Pero porque lo he hecho tan grande?” Sus músculos temblaban, estaban bastante cansados. “¡Vamos!… ¡Vamos! “ Algo crujió, algo se rompió dejando escuchar un atronador sonido que perturbo sus oídos. Sus manos se soltaron del borde, sus músculos dejaron de imprimir fuerza y su cuerpo cedió por completo. Las luces de su auto, los árboles y las sabanas manchadas desaparecían de su área visual. Ahora lo único que podía ver era el cielo lleno de estrellas, y a la luna que le alumbraba el rostro con su obsceno brillo. Cayó de espaldas, de lleno en la profunda tierra.
Abrió los ojos, aún era de noche, la luna estaba posada justo encima de él. “¿Que ha pasado?” Se sentía bastante confundido. Comenzó a gritar a todo pulmón. Comenzó a llorar. El miedo y la desesperación lo tomaron presa. Al intentar mover sus brazos, sus piernas, estos no respondían— ¡Ayuda! —Gritaba. “Tu espalda ya no es la de hace veinte años Tom” escuchaba en su cabeza. —. ¡Auxilio! ¡Alguien ayúdeme! — “A tus sesenta y ocho años, es una bendición que te sigas moviendo con la destreza que lo haces.”—. ¡Por favor alguien ayúdeme! — Las lágrimas corrían por sus mejillas sucias de tierra. “Será mejor que te cuides si no quieres terminar en ruedas Tom”
Un puño de tierra cayó desde arriba.
—    ¿Quién está allí? —Grito Tom asustado. Otro puño de tierra cayo, esta vez en uno de sus brazos—. ¿Hay alguien allí?
Una silueta se asomó por el borde. Tocio y se sentó con las piernas colgando dentro del pozo. Saco algo de su bolsillo, lo encendió y lo fumo.
—    Que rápido se desperdicia la vida. ¿No lo crees Tom?—Le dijo el hombre desconocido.
—    Uhm… ¿Quién eres? —Respondió Tom— ¿Y quién te ha dicho mi nombre?
—    Sin duda nos hemos marchitado muy rápido. Pero que solos nos hemos sentido últimamente.
“¿pero de que está hablando?”
—    ¡Tienes que ayudarme a salir!…no siento mi cuerpo.
—    Solíamos ir a pescar. Solíamos ir a ver los partidos de béisbol, solíamos sonreír. Pero desde que ella se fue, todo eso dejo de tener sentido.
“¿Cómo es que sabe todo eso?” Pensó aterrado.
—    ¡¿Quién demonios eres?! —Le grito furioso.
El hombre apago el cigarrillo con la suela de su zapato, se levantó y comenzó a llenar el agujero con la pala.
—    Su bella sonrisa, su bello cabello. Nunca dejo de ser bella, incluso cuando la enfermedad la consumió. —Continúo hablando.
—    ¡¿Pero qué haces?! Tienes que ayudarme a salir. —Grito Tom, al ver que su brazo estaba ya hundido en tierra se sintió nervioso y aterrado.
—    Todos los días pensamos en ella. Todos los días vemos su fotografía y deseamos con toda nuestra  fuerza que regrese.
—    ¡Detente! No me entierres ¡Detente! —Al ver que el hombre no se detenía, comenzó a temer por su vida— ¡Mierda alguien ayúdeme!
El hombre se inclinó un poco para encender otro cigarrillo, la luna le ilumino el rostro y Tom pudo ver quien era. Cerró los ojos con fuerza para evitar ver lo que estaba allá arriba. Esta vez no pudo controlar su esfínter y sus pantalones se mojaron. “Esto no puede estar pasando…esto no puede estar pasando” El hombre que estaba allí arriba era igual a él. Sus facciones, sus ojos, incluso la ropa que llevaba puesta era igual a la de él.
—    ¡Lárgate! ¡Lárgate de aquí! —Grito Tom. Con los ojos cerrados y filtrando lagrimas por los parpados.
—    Pero ya no nos sentiremos tristes, pronto nos reuniremos con ella.
—    ¡Por favor desaparece!
—    Ha sido una larga espera…pero pronto estaremos juntos. —Dijo una voz femenina.
Una voz femenina que rápidamente reconoció. “¿Molly? El nombre le llego como una bala en la cabeza. Abrió los ojos y allí estaba. Con su cabello gris por la vejez, con su bonito y conservado rostro, y con su vestido blanco que tanto le gustaba. Se quedó anonadado, sin palabras. Solo la miraba mientras Molly seguía llenando el agujero
—    Volverá a ser como antes…Iremos a visitar los museos, me contaras la historia detrás de cada pintura. Y te preparare tu comida favorita todos los días. Podremos volver a tener hijos…Podremos tener una tercera luna de miel.
Tenía la mente en blanco, las lágrimas continuaban cayendo, creando una masa lodosa con la tierra en su rostro.
—    Molly —Susurraba Tom— Oh mi Molly…pero cuanto te he extrañado.
La tierra continuaba cubriéndolo. Los pies, los brazos. Pronto podía sentir la tierra entrando en su boca, entrando por sus vías respiratorias, llenándole los pulmones.
—    Podremos adoptar un cachorro, siempre he querido tener uno pequeño y juguetón.
—    Molly…mi linda Molly.
Con el viento Molly se desvaneció. Ahora quien cargaba la pala era alguien al que había conocido hace pocas horas. Tenía la mitad de la cara destruida, y de uno de sus pies colgaba una sábana blanca. Comenzó a llenar el pozo rápidamente.
—    Molly…
—    Nos veremos…
—    Mi Molly…
—    Del otro lado…
—    Oh mi linda Molly.
—    …Tom

sábado, 16 de mayo de 2015

Presentaciòn del blog

Hola, bienvenidos a mi blog este es mi primer post y en el les esplicare que podran encontrar aquì.
1- Encontraran creepypastas, algunas tal vez creadas por mi y otras que leere y si me gustan las publico.
2-Tambien encontraran algunas curiosidades de cosas paranormales,catastrofes etc.
3-Y por ahì tal vez encontraran algùn post de algo random, por ejemplo un dia quiero hacer un post de un top lo hago, o quiero hablar acerca de algun tema y lo hago.

Y bueno si les gusta el blog pueden visitarlo cuando quieran.
Pagina de facebook: facebook.com/siniestrobp

Siniestro‡